VIDEO COMPLETO

DE ULTIMO MINUTO LO K LE SUCEDE A OMEGA EN LA VICTORIA

Publicidad
DE ULTIMO MINUTO LO K LE SUCEDE A OMEGA EN LA VICTORIA
John entró en la cárcel de Richard A. Handlon, en Ionia, Michigan, a los 17 años. Tenía que cumplir una pena mínima de tres años por allanamiento de morada. John es afroamericano, sufre asma y a los cuatro años estuvo a punto de morir entre las llamas cuando su madre decidió que no podía seguir cuidándolo y prendió fuego al apartamento en el que vivía. Entonces fue trasladado con sus abuelos, pero durante su adolescencia, volvió a tener contacto con su madre, que se prostituía y tomaba drogas. Ella le convenció para que le ayudase económicamente perpetrando pequeños robos. En el último de ellos, fue persuadido por un miembro de su familia para entrar en el hogar de una de las zonas privilegiadas de Detroit, donde se encontró a un niño de 9 años y robó una pistola de calibre 45. Sus huellas quedaron impresas en una de las ventanas de la urbanización, y el niño declaró que John había abusado de él. La sentencia le obligaba a pasar un mínimo de 3 años y un máximo de 20 entre rejas.
Paso 2: bienvenido a la cárcel
Lo primero que hizo John después de ser revisado en todos sus orificios por los guardas fue mostrarse duro y peligroso ante sus compañeros. Sin embargo, poco podía hacer para ocultar su fisonomía de adolescente y su voz aguda, que le convertían en un candidato perfecto para satisfacer los deseos sexuales de los reclusos. Era uno de los más jóvenes de su bloque, lo que es conocido como un fish (“pescado”). Poco a poco, empezó a recibir cartas de otros prisioneros por debajo de la puerta de su celda. Algunas eran explícitas, otras no: “Eres un negro atractivo”, decía una. “Necesitas a un blanco que te enseñe”. Al parecer, comentaba otro de sus compañeros, había levantado pasiones entre la población reclusa.
Publicidad

Deja Tu Comentario!!!